Chevrin / Gill / Stupía
Caprichos y Misterios
15 de mayo al 26 de junio de 2018
Texto curatorial
Para Picasso el grabado era, entre otras cosas, una manera de calmarse los nervios, de experimentar, de luchar contra la facilidad del dibujo. Y también, un diario inconsciente de emociones. Es, al menos, lo que explica Brigitte Baer, autora del catálogo razonado de la obra gráfica del artísta. Siempre se dijo que la relación del artista español con el grabado fue intensa y pasional.
En esta muestra en la que exhibiremos obra gráfica de Catalina Chervin, Marisa Gill y Eduardo Stupía, y que llamaremos “Caprichos y Misterios, queremos poner el foco justamente en la “Obra gráfica” como disciplina tradicional pero absolutamente contemporánea dentro de las artes visuales.
A lo largo de los años, en conversaciones con muchos artistas, siempre aparece esta obra, ya sea grabado, litografía o sus otras variantes ,como algo que “tienen que hacer” o que ”ya hicieron” o van a volver a hacer por un lapso de tiempo, como si fuera un proceso que casi caprichosamente hay que atravesar en algún momento de la carrera del artista.
Puedo imaginar que la acción física de trabajar con un instrumento, sobre el soporte que sea, genera en el artista algo de lo que no se puede dar cuenta fácilmente con palabras, algo vinculado con una descarga, a eso a lo que siempre se quiere volver aunque parezca un capricho.
Cuando el artista termina su intervención sobre el soporte y hasta que la impresión no está terminada, hay una ventana de tiempo, durante la cual sucede algo muy similar a lo que nos ocurría antaño cuando llevábamos a revelar un rollo de fotos y había que esperar hasta el día siguiente, en el mejor de los casos, para ver el resultado. Esa espera, expectativa o misterio de cómo será el resultado final entiendo que también genera la adrenalina que induce y estimula a seguir grabando.
Entre las obras que se exhiben de Catalina Chervín hay 4 trabajos que pertenecen a una caja-portofolio llamada CANTO, incluida en varias colecciones, como las del Metropolitan Museum of Art , NY y el The Jewish Museum, NY, entre otras. El master printer (maestro impresor) de esta magnífica serie de Cantos fue Lothar Osterburg.
Marisa Gill muestra una serie de litografías y chin colé, donde la línea va alternando entre un rol protagónico y otro secundario, pero no menos fundamental. Gill trabaja el chin colé de una forma singular, tanto como para que sus monotipos adquieran formas escultóricas. La artista realizó sus trabajos con Matías Amici en el estudio Litográfico Magma en Buenos Aires.
El master printer danés Dan Benveniste fue quien trabajó junto a Eduardo Stupía, durante el 2013 en Madrid, en la realización de esta serie de monotipos que presentamos hoy en OTTO Galería. En estos trabajos de Stupía queda en evidencia una idea o concepto amplio, aplicable a la obra gráfica: la idea del artificio y los signos visibles inventados combinados con algo oculto que se evade siempre.
En una entrevista realizada a Dan Benveniste para el diario La Nueva España le preguntaron cómo se explicaba el grabado en el presente tecnológico, es decir por qué sigue existiendo. A lo que él contestó: Porque para el artista es como un ejercicio, por la necesidad de dividir en capas de información, su idea. Es como un escáner del cerebro. Tiene que ser capaz de comunicarse a través de mí.
Picasso realizó más de 2000 obras con distintas técnicas gráficas casi hasta el final de sus días , por lo que se lo puede considerer uno de los artistas grabadores más prolíficos de la historia. Claramente tenía una necesidad imperiosa de seguir grabando
Eugenio Ottolenghi
Abril, 2018